Naturaleza Muerta

por **Gregor Hackfield III** Jue Ene 07, 2016 3:53 pm

El zumbido de las avispas invadía el aire en aquella zona del jardín que apenas despertaba con los primeros rayos del sol. Un enorme panal estaba siendo erigido en una de las ventanas del edificio, y las obreras incansables iba y venían para hacerlo crecer cada vez más. Probablemente fuera debido a esas avispas que últimamente no había mucha gente paseando por los jardines, sin embargo a Gregor no le importaba. Caminando con pasos seguros y rítmicos mientras tarareaba la novena sinfonía de Beethoven, el joven, con un porte de melancólica aristocracia y vistiendo únicamente con una mullida bata color vino tinto bordada con un complejo diseño en hilo dorado y unas pantuflas a juego, se sentó en una banca del jardín justo bajo el panal, de espaldas al edificio y a los arriates de violetas y de frente a un manzano. El frío viento invernal se colaba bajo la tela de su bata poniéndole la piel de gallina, pero a él no le molestaba, amaba la sensación del frío sobre su piel, lo hacía sentir más vivo. Justo la clase de sensación que necesitaba para dibujar aquello que había visto desde su ventana, la razón por la que estaba ahí. Un pequeño pájaro que había fallado en su primer vuelo, y que había muerto al estrellarse contra el suelo a los pies del árbol. Mientras sus hermanos y su madre piaban desde el follaje, no se sabe si indiferentes o angustiados, Gregor sacó una pequeña libreta y un lápiz del bolsillo derecho de su bata y se dispuso a captar esa escena.

por **Meissa Belmont Rossewood** Sáb Ene 09, 2016 1:48 pm

Meissa estaba sentada sobre una de las sillas del jardín, donde los rayos del Sol tocaban su hermoso cabello rubio, resplandecía como oro. Se había sentido con frío en esa fresca mañana, tenía las manos heladas, y pensó que se calentaría estando ahí.
Apretó las manos con fuerza, en busca de obtener calor en ellas. Un dolor punzante se hizo presente, todavía estaban frescas las heridas que ella misma se había provocado. La carne seguía expuesta, aunque eran rasguños finos, los mismos eran igual de fastidiosos. Se quejó en voz baja.
Miró hacia las flores a unos metros de ella, y se acordó de Lucy, su amada Lucy...se preguntó que estaría haciendo en ése instante.
Un sentimiento melancolico se apoderó de ella...subío las piernas a su silla y las abrazó con fuerza, recargó su mentón en un huequito de estás, y continúo mirando el panorama. Se acomodó la bata de tal modo que la cubriera hasta los tobillos, donde se hacían visible unos centimetros abajo sus zapatos que usaban los pacientes, sin agujetas o alguna cosa que pudiese funcionar de arma. Meissa estaba sola, su enfermera había salido por un momento , debía entregar papeles a su médico.
Al cabo de unos momentos, dejó a un lado sus pensamientos sobre Lucy, pues empezaba a hacerla sentir muy deprimida, fue entonces cuando lo vió...sentado debajo de un árbol, levantó la vista y había nada menos que un panal de ruidosas abejas.

por **Gregor Hackfield III** Sáb Ene 09, 2016 9:50 pm

Gregor terminó de dibujar al pequeño pájaro derrumbado en el suelo y se recostó en la banca con un suspiro, mirando al bosque en la lejanía con una mirada distraída que podría ser confundida con una expresión de anhelo y ansias de libertad. Se quedó un rato pensando, recordando su habitación, la forma en que había conseguido pasar sobre la seguridad de Breckenridge sus ropas, el paisaje que había visto en la ventana antes de despertar y que le recordaba al que solía ver ciertas noches que no dormía en su casa antes de todo, de que sus tíos lo descubrieran y lo mandaran a ese basurero psicológico para enterrarlo junto con su pasado probablemente. Lo único bueno de todo esto era que no podían ir tras la herencia, pues legalmente él aún podía llegarse a hallar en disposición de adquirirla si lograba salir de allí con vida. Volvió a suspirar, crujiendo los nudillos distraídamente.

Entonces, por alguna extraña razón, una nostalgia gélida se instaló en su pecho cortándole la respiración. Jadeando un poco, se llevó una mano al pecho y sintió cómo se le formaba un nudo en la garganta, mientras un escalofrío le recorría todo el cuerpo. Demonios, odiaba cuando pasaban ese tipo de cosas. Sus emociones con los eventos recientes estaban más volátiles que nunca, si seguían de esa forma no sería capaz de mantenerse firme a la hora de manejar a las personas. Necesitaba hallar la forma de engañar a su mente y de enterrar ese dolor, rápido.

Vio ante sí al pequeño pájaro, y decidió que esa era en definitiva su oportunidad. Se inclinó con algo de dificultad, y sin saberse observado (ni siquiera se le pasó por la cabeza, su mente estaba muy nublada para pensar) tomó el cadáver del pajarito con delicadeza. Lo acunó entre sus manos, y lo llevó a los pies del manzano, donde se hincó para enterrarlo en un pequeño agujero excavado improvisadamente con la mano. Luego se volvió, cortó una violeta, y la puso sobre la tumba. "Listo" se dijo, y efectivamente prontamente, como si el pájaro fuera una especie de catalizador, su tristeza interna pareció fluir hasta la tumba del avecilla y abandonarlo. Ahora que todo estaba en orden, Gregor pudo suspirar de alivio y quedarse frente al árbol un momento, reflexionando sobre la estrategia que podría tomar para reforzar sus armaduras y engrosar sus muros. Aunque para un ojo indiscreto, debía parecer que miraba tristemente la tumba, casi como dedicándole un pensamiento...

por **Meissa Belmont Rossewood** Dom Ene 10, 2016 11:05 pm

Le conmovió el gesto del chico, que al parecer no se veían tan grande de edad, éso lo intuyó un poco.
A Meissa le encantaban los animales, y le pareció muy triste lo que le había pasado al pobre pajarito, pensó que no todos los pájaros lograban sobrevivir cuando apenas aprendían a volar...
Empezó a meditar un poco sobre la vida del animal; los pájaros que eran los padres, enseñaban a la cría a volar, de tal manera que ellos podrían aprender por su cuenta, además, ellos les daban el alimento en la boca a sus bebés.
Se preguntó como sería aquel sentimiento paternal, de alguien hacia ella, pues lo único que experimentó fue una madre que quizá en algún momento le dio esa parte, pero después no recordaba, pues había pasado cuando estaba chica. Lo único que le quedó fue un padre abusivo, tanto emocionalmente como físicamente. Se repugnó con tan solo recordarlo, y empezó a sentirse un asco total...sus manos empezaron a sudar y su corazón a palpitar al máximo...
<<¡Oh, no por favor!...ahora no Adrien....>>pensó, y comenzó a inhalar y exhalar aire, de tal manera que se tranquilizó.
Se abrazó con más intensidad las piernas, y cerro los ojos un momento para calmarse.

Al poco rato, volvió a mirar al chico, y aunque a ella le inquietaban demasiado los del sexo opuesto, pensó que él después de todo, no podría ser tan malo.
Se percató justo después, de una libreta que tenía a su lado, ahí estaba un cuaderno de dibujo y un lápiz...
ella quiso acercarse para observar de qué se trataba...¿Qué había dibujado aquel chico?...
Su inquietud y su curiosidad eran fuertes, aunque después se detuvo...a fin de cuentas, su timidez y el miedo que le daba que Adrien saliera, eran más grandes.

por **Gregor Hackfield III** Lun Ene 11, 2016 3:35 pm

Gregor se volvió al escuchar pasos que se acercaban lentamente por el empedrado y una respiración agitada, viendo fijamente a los ojos a la joven que se encontraba frente a él. Con una sonrisa de lado, tomó el cuaderno entre sus manos, adivinando el interés de la chica, y se acercó caminando lenta y fluidamente, su bata ondeando a su alrededor junto con sus mangas largas, dando la ilusión de que flotara. Se detuvo a unos dos metros de la muchacha, inclinando un poco la cabeza mientras la observaba, con curiosidad. El viento gélido, que aún se colaba entre sus ropas, hacía ondear los pliegues de su vestidura como si fueran de agua, y no de tela.

- Buenos días, no la había visto caminando por aquí, bella dama. Lamento no haberla saludado antes. Veo que tiene la bata propia de los pacientes, dígame, ¿qué hay en su interior? ¿Qué es eso que habita en su cabeza, que domina su corazón, para que se encuentre aquí?- como recordando algo, el aristocrático joven hizo una leve inclinación ante la dama- Oh disculpe mis modales, no me he presentado. Mi nombre es Gregor Hackfield III, a su servicio. ¿Usted quién es? ¿Acaso usted lo sabe? Quizá crea conocer la respuesta a esa pregunta, pero el quién somos siempre es algo sumamente complejo, ¿no cree?- dijo con una voz suave, casi un murmullo, mientras la observaba con atención.

por **Meissa Belmont Rossewood** Lun Ene 11, 2016 8:49 pm

Meissa empezó a ponerse nerviosa, pues siempre que se le acercaba alguien del sexo opuesto, terminaba todo hecho trizas.
Lo miró sin saber como reaccionar, dio un paso hacia atrás, quiso echarse a correr de ahí, y esconderse en su habitación. Pero algo la detuvo, quizá su curiosidad , quería saber que había dibujado en su libreta aquel joven de aspecto tranquilo. Pero al notar que se acercó más para hacer algo así como una reverencia; sus manos empezaron a sudar lo doble, su respiración se agitó, empezó a tomarse las manos, y rascarse como era usual cuando ella salía...
Recordó lo que su antigua psiquiatra le había dicho, debia hacer un ejercicio que consistia en respirar profundo varias veces, cerrar los ojos y pensar en algo que la calmara... Intentó hacerlo, se concentró...pero cayó al suelo desmayada...
Aunque en realidad, todo estaba en su mente, pues jamás cayó al piso...en realidad se quedo inmovil...estaba ahí de pie, ya no se trataba de Mei...Adrien había salido.
Y como en una película de Frankenstein , había abierto los ojos. Su mirada era diferente. Ya no era temerosa, más bien, como la de un cazador mirando a su presa.

-Oh , pero claro que lo sé...Soy Adrien señor Hackfield-lo miró seriamente casi como si buscara penetrarlo con la mirada- Le recomiendo, señor Hackfield, que si no quiere perder esa habilidosa mano con dotes artisticos, no se acerque más...puede que por Meissa me haya controlado un poco.Pero ahora se está poniendo más nerviosa. - cuando dijo aquello se puso a la defensiva cual lobo a punto de atacar, apretó los puños fuertemente.

por **Johnathan Star Castle** Lun Ene 11, 2016 10:26 pm

Porque no puedo seguir dormido, que eso que me está molestando.
Tengo un mal presentimiento, algo no está bien. Lentamente voy abriendo los ojos y me encuentro con una capa de oscuridad, pensando que ya es de noche mi mente empieza a recordar que estaba leyendo “Las crónicas del pájaro que da cuerda al mundo” de Haruki Murakami cuando me quede dormido.
Esta oscuridad no era más que el libro que estaba sobre mi cara. Volteando hacia todos lados para ver mi alrededor pude alcanzar a ver a dos pacientes, o al menos eso intuí después de ver sus batas. Mire el reloj y note que ya eran las 7, ya era hora de que los pacientes volvieran sus habitaciones.
Me acerque a ambos con tonos de superioridad, cuando reaccione y el mal presentimiento que tuve me hizo retroceder un paso cuando me acerque a la hermosa joven.
El tiempo libre se acabó.-Explique mientras metía mi mano a la bolsa de la bata
Sentí pesado el cuerpo mientras veía a los pacientes.

por **Gregor Hackfield III** Lun Ene 11, 2016 11:22 pm

Gregor miró al doctor, enarcando una ceja ante su aspecto de haberse acabado de levantar, y le sonrió amablemente, como si le diera la bienvenida a una improvisada reunión social en medio de los jardines. Después se volvió hacia la chica, Adrien, notando cada uno de los rasgos y expresiones que habían cambiado en su persona. Enmascarando una risa entre toses la miró directo y profundo en los ojos con una ceja alzada, mientras su sonrisa se ensanchaba.

- Mucho gusto, chicas, en este caso un placer poder hablar con usted, Adrien. Me alegra que se de cuenta de la situación en la que se encuentra. Ha dicho, con mucho acierto, que Mei ha tratado de controlarla un poco pero que ahora que se la escapado de las manos lo que siente, la ha dejado salir finalmente. Sé, por la forma en que pronunció su nombre, que está cansada de ella, de su debilidad, de su constante incompetencia ante asuntos que usted podría resolver con enorme facilidad. Sin embargo, usted la protege, y se deja incluso controlar por ella aunque sabe que probablemente tuviera la fuerza para hacerse con el control absoluto. Siendo usted tan inteligente, me sorprende que no se haya dado cuenta del camino al que apuntan todas las variables de su situación actual. Obviamente, Mei intenta hacerla desaparecer. No solo controlarla por completo, si no extinguir su existencia, deshacerse de esa parte de ella que es usted. Dos personas en un mismo cuerpo, debe ser muy incómodo para Mei, y para usted también. No poder ser usted plenamente, tener que siempre estar dependiendo de ella para aparecer. Déjeme corregirla en ese caso. Usted no es Adrien, usted no es nadie. Ni tampoco Mei lo es. Me atrevería a sugerir que hasta que una de las dos pueda llegar a ser sí misma en toda su plenitud, ninguna podrá existir realmente. Espero que pienses al respecto de tu futuro, Adrien. Un día de estos podrías dejar de existir. Un placer haber hablado con ustedes, espero tengan un paseo agradable de vuelta a Breckenridge. Adrien, doctor, con su permiso.- dándose la vuelta, Gregor Hackfield se dispuso a caminar hacia el ala del edificio que correspondía a las habitaciones de los pacientes peligrosos, mientras tarareaba el vals ruso "Berezka" de Drejzin.

por **Meissa Belmont Rossewood** Miér Ene 13, 2016 2:08 pm

Adrien apretó tan fuerte los puños, que se clavó las uñas en la carne. Corrió hacia Gregor tan rapido como pudo, lo empujo a un lado, donde lo hizo caer, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba encima de él , donde se había apoderado del lápiz puntiagudo propiedad del ahora sometido joven.
Lo inmovilizo de pies , y con una mano tomo ambos brazos. Con la otra mano libre con la que sostenía el lápiz amenazó con atravesarle el ojo.
-Ten cuidado con lo que dices! TU NO SABES NADA! - estaba en estado colérico y por nada del mundo se iba a detener - YO PUEDO CONTROLAR A MEISSA SI ASI LO DESEO! TU NO SABES NADA!-lo miro a los ojos fijamente-NO DEBISTE METERTE CONMIGO, NO SABES CON QUIEN TE METISTE!! TE ARRANCARE ESE OJO , DESEARAS DESPUES NO HABERTE METIDO CONMIGO - Le hizo una herida hábilmente en la mejilla con Punta del lápiz mientras soltaba una risita entre picara y malévola, se dispuso a tomar fuerza con el lápiz preparandose para penetrarle el iris....

por **Johnathan Star Castle** Jue Ene 14, 2016 10:50 pm

Ya va a empezar otra vez.- Pensé mientras veía los movimientos de Mei. Me apresuro y me paro a un costado de ella. Le sujeto la muñeca con la que traía el lápiz que le intentaba encajar al joven paciente. Una vez que me vio, en un rápido movimiento le inyecte un tranquilizante que traía en la bolsa. Después de que se desmayara me dispuse a llevarla a su habitación. Volteando hacia atrás mire al joven que seguía tirado y le dije que era mejor que el también se fuera a su habitación.
Llevaba a la joven Mei a su habitación y al ver que tenia un botón desabrochado la puse sobre una banca café del jardín. Le abroche el botón como correspondía. Nuevamente cargándola sin mucho esfuerzo, me la lleve a su habitación donde la deje después de revisar que no tuviera más cosas con las que pudiera hacer daño tanto así misma como a los otros. Una vez que vi no había nada, cerré su habitación y me fui a la zona común.

por **Gregor Hackfield III** Vie Ene 15, 2016 1:35 pm

Riendo entre dientes y suspirando, satisfecho, Gregor se levantó del suelo con fluidez y se sacudió la bata, haciendo caer de vuelta al suelo varios trozos de pasto, hojas y ramitas. Hecho esto, se inclinó con calma para recoger su lápiz y el cuaderno de dibujo que en medio de todo el barullo momentáneo se había caído al suelo. Lo abrió de nuevo por la página que representaba al pájaro muerto en el suelo y pudo notar, con satisfacción, que quedaba espacio suficiente para dibujar algo más en el mismo cuadro. Hecho esto se dispuso a trazar, con movimientos rápidos y certeros, una figura de pie frente al pájaro mientras caminaba tranquilamente a su habitación, tarareando el segmento de El Lago de los Cisnes que corresponde a la aparición del Cisne Negro. La figura comenzó a tomar forma con rapidez, la forma de una mujer de dos cabezas con un largo vestido, ambas con los rasgos de la chica a la que acababa de conocer. Una de ellas, probablemente la que representaba a Meissa, miraba al avecilla con compasión, una lágrima en la mejilla, la mano que le correspondía en el pecho, la boca entreabierta en un sollozo representado. Mientras tanto la otra, que recordaba más bien a Adrien, miraba profunda y directamente al frente, con las cejas arqueadas con maldad, una ligera sonrisa malévola, y la mano que le correspondía alzada con un dedo ante los labios, como exigiendo al espectador la mayor discreción posible, volviéndolo cómplice de un secreto desconocido. Colocó el título una vez hubo llegado al edificio: "Naturaleza Muerta". A su vez, en una pequeña nota marginal, puso los nombres de las chicas y la fecha. Llegó a su habitación con la certeza de que, en definitiva, se divertiría mucho en aquel lugar. El hospital psiquiátrico Breckenridge.

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