buscando a mi doctora favorita

Me encontraba caminando en los fríos pasillos del hospital buscando a mi psiquiatra, como de costumbre mis guarda espaldas me seguían a donde iba. Caminaba por el pasillo central rumbo a los consultorios donde seguramente por la hora que era se encontraría Andree que a pesar de ser mi psiquiatra era también mi novia.
"No se molestara de que vengo a visitarle al consultorio se supone que no puedo salir de mi celda" Pensé mientras me plantaba frente al consultorio que según yo era el de Dree, al estar a punto de tocar la puerta se escucha como desde dentro están girando la perilla para abrir la puerta, y estando ante tal situación quedo paralizado sin poder hacer nada asta saber quien es la persona del otro lado

-Hasta ahora no había tenido nada mejor que hacer, solamente mirar a los pacientes en su entorno, analizar las fallas de control, registrar comportamientos anormales generales, todo normal. De vuelta en mi consultorio estaba leyendo expedientes actuales al tiempo escuchando música, esta vez era algunas canciones que mi hijo me había pasado. No estaban tan mal, pero no eran tan de mi agrado. De repente me había dado cuenta de algo importante, no había hecho el reporte principal de la sesión de uno de los visitantes, por lo que de una vez, aún con los audifonos puestos me dirigí a mi puerta. Abrí la perilla y la sorpresa que me llevé al notar que uno de los pacientes se encontraba en frente de mi puerta.-

Vaya...aaahm...no recuerdo que tengamos sesión...es más, no recuerdo que seas mi paciente...mmm...tal vez debería haber puesto más atención a los horarios, en fín, ¿puedo ayudarte en algo?

-No era algo del otro mundo tener una visita inesperada, siempre ocurría algo, sobre todo en un oficio como este, por lo que tranquilamente sonreí quitandome los audifonos para escucharlo mejor. Había leído un poco sobre él, sin embargo dado que aún no se me ha encargado paciente debía cumplir con mi otro lado del papel: Dar terapia.-

Al abrirse la puerta veo a un Doctor ya no tan joven como la mayoría de los que se encuentran en el lugar. Tenia rasgos orientales y por el acento en su forma de hablar se notaba que era extranjero, sonreí un instante nervioso y me acerque un poco a el.
-Perdone usted...de pura casualidad no sabrá...(se acerca un poco mas para susurrarle algo cerca del oído)...donde se encuentra el consultorio de la doctora Andree?-

Al terminar de decir esto toma una distancia razonable entre paciente y doctor, observo a los lados tranquila mente y como si fuera un impulso suelto una risa un poco frívola.

-Perdone mi descortesía Doctor- estiro la mano derecha para saludarle -mi nombre es Richard Walter paciente de tiempo parcial, lo demás es puro hobbie- termino la frase con una sonrisa cual mostraba mis dientes afilados por el canibalismo.

Iba pasando por los consultorios hasta llegar al mio,haciendo resonar las pisadas con mis tacones.
El día había sido agotador,teniendo que verificar que todo estuviera en orden.Que lo pacientes estuvieran en sus respectivas habitaciones y que no hubiera ninguno de ellos sin psiquiatra.
Ya estando cerca de mi consultorio,divise a dos hombres,reconociendo a quien seria mi novio y uno de mis pacientes peligrosos. Sonreí internamente y me aproxime a ellos.
-.Buenos días-dije tranquilamente y con una sutil sonrisa en el rostro.

Encantado de conocerlo, mi nombre es Magnus Bane, aunque creo que se equivocó de horario, amigo mío, verás, el horario que tengo para tí es a las...una...dos...no, no, no, tres...

-No sabía exactamente el verdadero motivo por el cuál aquél paciente me había susurrado esa pregunta, pero había que admitirlo, algo que sabía era que no era prudente ponerse en contra de un paciente, por lo que mientras contaba discretamente señalé la oficina que se encontraba al lado.

Aunque bueno, tampoco tengo el día ocupado, así que...

-De repente una señorita, quien resultaba ser una compañera y la persona que aquel muchacho buscaba, apareció y nos saludó con una linda sonrisa, por lo que le respondí la sonrisa e hice una ligera reberencia.-

Buenos días, señorita, es agradable verla en esta hermosa mañana, justamente estaba hablando con él sobre los horarios de atención.

-Me recargué en el borde de la puerta para después cruzar los brazos, era curioso que él preguntara específicamente por ella.-

A lo lejos del pasillo se escuchaba resonar el sonido de los tacones de Dree lo cual era señal de que estaría cerca de nosotros. El nuevo doctor estaba frente a mi y sabia muy bien que con solo observar mis movimientos físicos le podía dar alguna idea correcta o incorrecta de lo que hacia buscando a mi doctora.

-Mucho gusto señor Bane- dijo asiendo una ligera reverencia. Al incorporarme volteo a ver a Dree y sonrió un poco travieso. -Y hablando del diablo, aquí esta a la persona que estaba buscando, oye Dree cuando me vas a dejar salir-

Al terminar de hablar se plasma en mi rostro una sonrisa que no era ni de psicópata pero tampoco era la sonrisa de una persona normal ya que mas de la mitad de mis dientes eran afilados y ligeramente afilados.

Mire al otro muchacho y hice una reverencia-Han cambiado los horarios de atención-pregunte curiosa,para luego pasar mi mirada a Richard-
.-Por el momento,te quedaras en tu habitación,no hay nadie que pueda supervisarte en estos momentos Richard-dije cruzada de brazos,para luego sonreir-Y por lo que veo te haz equivocado de puerta.

Bueno, si te pones a pensarlo bien todas las puertas de los consultorios se parecen, deberíamos tener nuestro propio letrero o algo por el estilo, algo así como...no se, una placa en la puerta.

-La platica era un tanto amena, aunque era una lastima que el chico tuviera que irse antes de tiempo, sin embargo eso explicaba a la persona que se encontraba detrás suyo, posiblemente se trataba de un paciente peligroso. También pude notar algo interesante, sin embargo no era ni el momento ni el lugar para decirlo.-

Los horarios son un revoltijo desde que llegué, al parecer, pero con solo mantener una parte libre de descanso todo está bien, además de que siempre es así, creanme, no hay nada peor que cuando los horarios tienen que acomodarse de nuevo.

-Solté una ligera risa, era ameno para ser tan temprano...y en un pasillo.-